sábado, 27 de abril de 2013

Ante otro 1º de Mayo

Llegamos un año más al 1 de Mayo, día internacional de la clase obrera, día de lucha, no de celebraciones.
Recordemos que la jornada de hoy tiene su origen en los 'Mártires de Chicago', sindicalistas asesinados en el año 1886 por su reivindicación de la jornada laboral de 8 horas. Posteriormente, en 1889, la II internacional determinaría este día como día internacional de los trabajadores. 124 años después, es nuestro deber reivindicar las mejores tradiciones de lucha contra la burguesía, imprescindibles en una situación tan crítica como la actual.

En los últimos años hemos perdido la cuenta de reformas laborales, eres y convenios insultantes. La subida de los precios, el aumento de los impuestos y el bajón en los salarios han disminuído brutalmente nuestro poder adquisitivo. El paro es dramático, afectando en torno al 30% de la población y a más del 50% de los jóvenes. Han empeorado las condiciones del trabajo. Diariamente incontables familias ven perder sus casas y sus vidas tras una deuda que no pueden asumir. Con recochineo meten la tijera donde más duele, en servicios básicos como la educación, la sanidad o la ley de dependencia, y retrasan la jubilación para estar 40 años cotizando por una limosna en la vejez.

La corrupción ha aflorado como la mala yerba, afectando a la totalidad del estado. Tras los escándalos que que han visto la luz todos hemos podido comprobar que la circulación de dinero público y demás favores entre personalidades del mundo político es una práctica habitual. Son ya cientos los casos que así lo confirman, y de una importancia tal que salpican a la familia real, que ha quedado retratada con el caso Nóos y la imputación de la infanta Cristina, o incluso a la cúpula del actual gobierno burgués, como apuntan los conocidos “papeles de Bárcenas”.

En el plano político el gobierno carece de autonomía, centrando todos sus esfuerzos en cubrir la deuda que han contraído las entidades financieras españolas con países extranjeros como Francia y Alemania, quedando en relieve la estafa del Euro. En su devoción por contentar a las potencias imperialistas, la política institucional no duda en pasar por encima de los trabajadores; las escandalosas cifras de los rescates financieros comparados con los recortes en servicios públicos muestran una relación inequívoca. En el plano internacional, bajo el liderazgo de la OTAN y la UE nuestro país sigue masacrando a la clase obrera alrededor del mundo mediante guerras de rapiña.

Ante esta situación, la respuesta de los sindicatos del estado es la pasividad y la inoperancia. El tiempo ha demostrado sobradamente que CCOO y UGT trabajan al servicio del gobierno actuando de apagafuegos, canalizando la energía revolucionaria de los y las trabajadoras en huelgas y luchas sectoriales y parciales que carecen de carácter combativo. Están avalados por un largo historial de defensa de las políticas e intereses capitalistas, recibiendo además una ingente cantidad de dinero del estado; no morderán la mano que les da de comer.
 

Por si fuera poco, la represión avanza cada día con más fuerza, criminalizando y encarcelando a aquellas personas y movimientos sociales combativos que se atreven a dar una respuesta organizada y contundente a este circo. Cada día conocemos nuevos casos de esta naturaleza.

Desde Reconstrucción Comunista apostamos por la reconstrucción del sindicalismo, del sindicalismo de clase y combativo, alejado de subvenciones y control estatal, creemos en la lucha obrera, creemos y apostamos por otro modelo de sindicalismo, somos conscientes de que la lucha sindical es una lucha parcial, que solo sirve para acumular fuerzas y foguearnos en vistas a emprender la verdadera lucha, la lucha por la revolución socialista, que es la única que realmente garantizará los derechos de la clase obrera.

El problema no es el gobierno, el problema es el sistema capitalista, es un sistema que no es sostenible, debemos derribar el sistema sustituyéndolo por el único sistema viable y sostenible, la toma del poder político por parte de la clase obrera es algo obligatorio con la consiguiente implantación de un nuevo poder, el socialismo.


Reconstrucción Comunista (RC)