A medida que esta crisis general avanza,
sin fin previsible, y las repercusiones de las salvajes políticas
impuestas por los gobiernos al servicio del capital sobre la vida se
hacen más dramáticas, más se deslegitima elengranaje político e
institucional de una Transición que tenía en la monarquía borbónica su
clave de bóveda y que estuvo destinada a perpetuar la estructura depoder
de la Dictadura.
Esa Transición que consagró la
continuidad del franquismo con algún brochazo de democracia estableció
una Constitución coronada (nunca mejor dicho) por una monarquía
corrupta heredera del Régimen más sangriento que ha conocido nuestra
historia, en la que los derechos sociales son una tomadura de pelo, las
libertades fundamentales no están garantizadas (como estamos viendo con
la represión salvaje amparada en la Ley Mordaza), niega el Derecho
fundamental a la Autodeterminación de los Pueblos” – y en el que galopa
la corrupción política,institucional y empresarial como en la
Dictadura. La crisis y la forma brutal en que la burguesía y sus
gobiernos están descargándola sobre las clases populares están
aumentando su nivel de concienciade forma que ahora se percibe
masivamente a qué clase social sirvió y sirve todo este engranaje que
tanto se han esforzado en ocultar durante más de tres décadas.
Por si fuera poco, hace dos años, PSOE,
PP y las derechas nacionalistas, aprobaron una Reforma Constitucional
que establece que el pago de la deuda y sus intereses tendrán prioridad
absoluta sobre cualquier otra partida de gasto,reforzada por un Tratado
para la zona Euro (el TSCG) y la ley Orgánica 2/2012. Estas normas
establecen mecanismos legales – que incluyen la disolución de gobiernos
municipales o autonómicos – para asegurar una drástica reducción de la
deuda y del déficit que supone el final de cualquier vestigio de
servicio público.
Ellos mismos y el capital al que
representan son los que destinan nuestro dinero a rescatar bancos, se
llevan los capitales a paraísos fiscales, evaden impuestos, y
privatizan masivamente empresas y servicios públicos. Las actuales
generaciones de jóvenes que no tienen más horizonte que el paro, la
precariedad, la ausencia de derechos laborales, de servicios públicos y
la represión claman con toda la razón contra unos Pactos de la Moncloa y
una Transición en los que no participaron y reclaman su derecho a
construir su propia historia.
Ahora, cuando se percibe con claridad
que las clases dominantes utilizan la crisis como coartada para
arrebatarnos todo y dejarnos reducidxs a la categoría de esclavos, y
cuando el movimiento popular ha identificado al Régimen de la Transición
como sostén de la oligarquía española y europea que lo está saqueando,
es hora de decir ¡Basta ya! y de ejercer nuestra soberanía como pueblo.
No vale lamentarnos por la destrucción
de un “estado de bienestar” que nunca tuvimos, ni es suficiente luchar
sólo por unos derechos que, quienes nos dominan, jamás nos darán.
Es preciso saber que no importa el partido que nos gobierne, sino la clase social que ejerza el poder.
Es imprescindible unificar las luchas parciales en torno a un Programa Común que incluya:
Por la III República – Contra la Constitución del '78
Contra la impunidad del Franquismo
Por los derechos sociales y laborales – No al pago de la Deuda
Por el derecho de autodeterminación de los Puebos
Por un estado laico